El argumento, aquí latente, acerca de la perentoriedad de la tarea del periodista, obligado a la crónica diaria de una realidad que es inmutable a la par que variable. Se convierte, por tanto, en una reflexión sobre el tiempo y la inmediatez a la que obliga el periodismo que tanto le importunará siempre . Añadimos también dos curiosos encuentros. Esperamos que os gusten.
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