Ramón Acín elogiaba en El Diario de Huesca la reciente aparición de un libro de poemas de un joven autor, Julio Castro. El poeta iba a desarrollar a lo largo de su vida una magnífica carrera como guionista de cine. Buñuel le debe, por ejemplo, los magníficos guiones de Tristana, Viridiana o Nazarín. Pero si Julio Alejandro fue grande en el cine, lo fue también como persona. Aquí podéis leer más

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