Calcografías
No podemos presentar la obra de Katia Acín sin analizar el poso psicológico que arrastró su memoria hacia el territorio del Arte, esa pasión primera que de niña compartió con su padre, quedó truncada por unos acontecimientos brutales que mellaron su vida. Su vocación artística quedó aletargada en un rincón de sus recuerdos y esos letargos despertaron, en el tiempo que podía permitirse la libertad necesaria para ser lo que ella quería haber sido: artista.
Katia comienza sus estudios de Bellas Artes cuando se jubila gozando apasionadamente de su tiempo de estudiante, nos gustaría recuperar aquí unas palabras suyas sobre este hecho …Es entonces, a los 65 años, cuando creo llegado el momento de dar salida a mis deseos artísticos tantos años reprimidos. Me traslado a Barcelona al Colegio Mayor Peñafort para cursar la carrera de Bellas Artes. Me licencio en la especialidad de pintura pero me decido por el grabado ya que la dureza de los materiales y el trazo fuerte me transportan a los primeros balbuceos de mi adolescencia truncada. Será precisamente en esta última materia donde ella encontró su lugar para expresarse con mayor singularidad, ya que hasta el fin de sus días, continuó asistiendo a los Talleres de Grabado de la Escuela de Artes Aplicadas de Tarragona y trabajó con tesón en su taller de Altafulla.
GRABADO CALCOGRÁFICO
La obra gráfica ha sido el ámbito donde Katia ha podido hacer confluir su deseo artístico. Siguiendo la trayectoria de su carrera nos encontramos con unas obras enmarcadas temáticamente en la figura humana, una figuración de rasgos expresionistas que nos evocan un fuerte contenido existencial y simbólico, ella escribió así sobre el desnudo en el catálogo de su primera exposición de grabado: En el desnudo intento captar los movimientos de la intimidad, no el envolvente sino el envuelto, no lo que se ve sino lo que permanece oculto. Sería dificil compaginar la expresión razonadora de los rostros con la no razonada de los cuerpos y torsos. Esos torsos serán, en sus aguatintas y aguafuertes, rastros mudos que abordan sin titubeos el espacio del plano gráfico, líneas que construyen en su movimiento figuras y caballos, ilusiones y sueños, tragedias y memoria, memoria del ser humano confrontada a su historia, que nos desvelan el sino efímero de nuestra vida.