Escultura
En el último tramo de su vida, Katia comenzó a investigar el volumen. Coherente con su producción gráfica, traspasó las líneas planas a esculturas de barro en las que los personajes atados, los desnudos o las maternidades comenzaron el camino de las tres dimensiones. Su escasa producción, no más de unas diecisiete o dieciocho piezas de pequeño tamaño, traza ese camino inacabado pero sugerente.
Una buena parte de estas esculturas reproduce las imágenes ya presentes en sus series de grabados.