La mesa de dibujo de Ramón Acín
Víctor Juan. Director del Museo Pedagógico de Aragón
Textos de Víctor Juan y José Manuel Ontañón sobre la mesa de dibujo diseñada en 1932 por Ramón Acín y publicados en la colección Encartes del Museo Pedagógico de Aragón: «Ramón Acín y la Junta para Ampliación de Estudios»
Ramón Acín acompañaba los precisos dibujos de su mesa —había previsto incluso una tapa que se abría para tirar los papeles a una papelera convenientemente ubicada— con unas anotaciones sobre las virtudes de este mueble:
Creemos práctico nuestro modelo de mesa:
- Por ser relativamente económica.
- Por tener cajones y espacios adecuados donde alojar lápices, libros y demás utensilios.
- Por permitir un mayor aseo en las clases contando con un espacio no chico destinado a papelera.
- Por quedar cerrados todos los espacios si conviene, con el tablero caído y un pequeño candado, incluso los dos cajones merced a los topes cilíndricos (E y F, mesa de frente, tablero elevado).
- Por permitir muy variadas posiciones el tablero y la silla.
El modelo de hierro y madera puede llevar también cajones, papelera y lugar para libros.
En una Hoja de Servicios de febrero de 1934 Ramón Acín manifestaba expresamente que este mueble fue declarado de utilidad para la enseñanza del Dibujo:
Meritos especiales. Una mesa caballete de Dibujo que fue considerada de utilidad y digna de ser adoptada como modelo para las clases de dibujo por los profesores de dibujo asistentes al cursillo de información metodológica en Madrid en julio de 1932 y adoptado como modelo en la Escuela Normal de Huesca.
José Manuel Ontañón, el hijo de la maestra María Sánchez Arbós, recuerda que Ramón Acín estuvo en su casa en Madrid y que su madre y él le acompañaron al Museo Pedagógico Nacional que dirigió hasta su jubilación Manuel Bartolomé Cossío para presentar el modelo de mesa. Posiblemente esta visita tuviera lugar en julio de 1932, durante la celebración del cursillo sobre metodología del Dibujo al que asistió Ramón Acín.
Hemos buscado esta mesa sin éxito durante años. No sabemos cuántas pudieron fabricarse. Quizá las haya devorado el tiempo y el desamor por todo lo que parece inútil. Quizá se destruyeran todas durante los primeros días de la Guerra Civil. En la Escuela Normal de Maestros de Huesca se instaló la sede de Acción Ciudadana. Tal vez alguien entrara en el aula donde Ramón Acín daba sus clases. Aún habría pintura fresca, aún se respiraría el olor de los disolventes, de las tintas, del óleo, de los barnices, de la vida. Los últimos apuntes de Acín se extenderían encima de la mesa. Quizá alguien decidió que había que destruir todo lo que recordara a aquel profesor con la misma saña que quemaron libros, con la misma ciega determinación que picaron la piedra para borrar algunos nombres.
El silencio no fue la última palabra.
Gracias a las fotografías de Ramón Acín trabajando con su mesa caballete y sirviéndose de los dibujos y las anotaciones que se conservan en el expediente de Acín de la Junta para Ampliación de Estudios, el artesano Óscar Sánchez ha hecho una minuciosa reproducción de este mueble que puede contemplarse en el Museo Pedagógico de Aragón.
Esta mesa de dibujo es, desde luego, una creación menor de Ramón Acín, pero para él fue, sin duda, un proyecto muy querido. Por eso pulió este diseño durante más de diez años. Ahora nos sirve para recordar la ilusión de Acín por la enseñanza, la preocupación que el acompañó durante sus años de profesorado.
Esta mesa caballete nos cuenta que Ramón Acín, el amigo de Gil Bel, de Sánchez Ventura, de García Lorca, de Luis Buñuel o de Ramón Gómez de la Serna, el hombre que dio un paso al frente para clamar contra la injusticia, el artista de vanguardia, el intelectual que decía escribir sujetándose el hígado o apretándose el corazón, también era el profesor entregado, preocupado por la enseñanza, el profesor que acarició durante más de una década el proyecto de hacerse construir una mesa caballete que facilitara la enseñanza del Dibujo.
Recuerdo que Ramón Acín vino a casa con un modelo reducido de la mesa de dibujo que gustó mucho a mis padres. Vivíamos entonces en la calle de Abascal, en la que estuvimos el año 32 y la primera mitad de 33, pero no puedo recordar la fecha exacta de la visita de Acín. El modelo que trajo consistía en un tablero alargado con patas (a modo de mesa estrecha) y otro tablero batiente que articulaba con el primero y se llevaba a la horizontal apoyándolo en el respaldo de una silla ad hoc, quedando las dos superficies formando un solo plano. No recuerdo si además de estar plegado hacia abajo u horizontal podía tener otras posiciones.
Fui con mi madre y Ramón Acín al Museo Pedagógico. Entonces estaba situado en un viejo caserón próximo a la Plaza del 2 de Mayo. Nos recibió el Sr. D. Ángel Rego, que era también profesor mío de Geografía en la Institución Libre de Enseñanza. Pasaba de los 60 y tenía ataques reumáticos. Los alumnos lo apreciábamos mucho, aunque tenía sus prontos. Explicó que mesas de ese tipo no estaban consideradas como mobiliario escolar y nos mostró una serie de pupitres de diversos países. Tenían bastante semejanza entre sí, todos para dos alumnos, con tablero inclinado y huecos para los tinteros y plumas de palillero y plumilla (que ya no se usaban). Me extrañó la ausencia de las mesas que se veían en los nuevos grupos escolares, planas para uno o varios alumnos, con sillas independientes.
Ramón Acín quiso saber sobre el mobiliario de las Escuelas Normales, pero el Sr. Rego le respondió que el Museo no se ocupaba de ello, lo que le causó sorpresa. La entrevista terminó fríamente, con el malestar de mi madre y la decepción de Ramón Acín. No sé qué medidas tomaría luego éste, pues le oí decir que no quería patentar su invento por una serie de razones. Más adelante el Museo se trasladó al final de la calle de Zurbano, y pienso que se modernizó notablemente.
Madrid, septiembre de 2009